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A MERCEDES LE GUSTABA EL BMW
La historia tiene que ver con una de las voces más emblemáticas de nuestra tierra.
Resulta ser que la gran Mercedes Sosa reconoció, en un curioso encuentro en el hall de un Hotel en Balcarce, hace algunos años, su otra pasión.
Junto con Mauricio Mansilla nos sorprendimos, no solo por su por su amabilidad y por su simpleza, sino por su comentario: “Hola Carburando”, nos decía al ver nuestra indumentaria y al enterarse que estábamos para transmitir una carrera de autos por Canal 13 al día siguiente.
Textualmente “La Negra” dijo: “Soy medio fierrera, no sabían”.
Allí entablamos un hermoso e inolvidable diálogo de algunos minutos, terminando con un reportaje, para su FM de la ciudad de Rojas, por parte de nuestro compañero y por entonces comentarista en la transmisión de radio, Oscar Cardigni.
Recordando aquel encuentro traté de indagar algo más sobre esta pasión de la extraordinaria intérprete tucumana y descubrí una simpática anécdota.
Resulta ser que viviendo en Europa, Mercedes llamó a su representante y le preguntó cuánto valía un BMW.
Averiguó, le pasó el precio y sin pensarlo le pidió que la acompañe a la concesionaria.
Mientras el vendedor levantaba el capó y se deshacía por contarle las características del potente motor, abría las puertas y detallaba cada “chiche” del juguete alemán, ella le dio a entender que no le interesaba nada de eso.
Solo le pidió que le abra el baúl. El vendedor no entendía nada pero accedió en silencio casi sin entender lo que estaba presenciando.
“Si me entra el bombo, lo llevo”, dijo la negra Sosa.
Cuando el empleado le dijo como iba a pagar, si con cheque o transferencia bancaria, ella dijo: “en efectivo”.
Ahí nomás abrió su bolso y sacó rollos de francos, Marcos, Pesetas y liras, envueltas en papel de diario.
Cuando terminaron de contar el dinero, ella se sentó al volante y salió de la concesionaria como chico con juguete nuevo.
Ya en Argentina y más acá en el tiempo contó otra linda historia con sus autos.
Ya cuando casi no manejaba, en una autopista de Córdoba, le pidió a su hijo Fabián que le prestara un ratito el volante.
“Un poquito mamá, no más”. Mercedes aceleró con todo: “180 levanté”, expresó, diciendo además que le gustaban los BMW, Audi y Volvo.
