Fórmula 1
A 20 años del adiós de Fontana a la Fórmula 1
Aquella temporada 1997 fue un shock para el automovilismo argentino. Después de tanto tiempo, un piloto nacional volvía a la Fórmula 1. Tan imprevisto como sorprendente fue su llegada como tan temprana su despedida definitiva de la máxima categoría. Apenas cuatro competencias fueron el premio al talento y al sacrificio de Norberto Fontana, que junto con su padre Héctor, padecieron los inconvenientes de quienes viajan por el mundo con escasos recursos para llegar a la cima.
Todo un país se levantaba temprano aquellos domingos para ver a “Fontanita”. Había llegado sobre la base de su capacidad, responsabilidad y regularidad en las categorías promocionales, al salir campeón de la Fórmula Ford suiza, la Fórmula 3 alemana (derrotando al mismo Ralf Schumacher en casa) y el tan mentado Master de F.3.
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Ya en 1994 había probado por primera vez un Fórmula 1, en Montmeló. Peter Sauber ya lo tenía en la mira y le dio sus chances. También llegaron los ensayos en Nogaró, Lurcy Levis, Montpellier, como también en Mugello y Estoril. En 1996 el accidente en Macao retrasó el programa de Norberto. Ya se hacían promociones junto con Heinz-Harald Frentzen como titulares de esa temporada en Sauber. Todo eso sucedió hasta que el italiano Gianni Morbidelli se fracturó el brazo izquierdo y la butaca del Sauber para el GP de Francia de 1997 estaba vacía.
Noche de Fotos recuerdo, acá con Papá Fontana en Montpellier Francia y todo el Team Sauber año 1995, filmando una publicidad con el F1, Para Ford internacional, trabajamos junto a la gente del canal Eurosport. pic.twitter.com/SVd8H5eOq1
— Norberto Fontana (@nfontana1) 10 de octubre de 2017
Fue tan fugaz como sorpresivo. El momento tan esperado por Fontana llegaba en Magny Cours, al convertirse en el compañero de equipo de Johnny Herbert. Aquel debut fue un golpe de gracia para el deporte nacional. Todos los ojos se depositaron en el nuevo héroe nacional. Visita al living de Susana Giménez y viaje a Europa. Eran tiempos en los que se desempeñaba en la Fórmula Nippon.
El debut quedó con el sabor amargo del abandono cuando marchaba en el 16° lugar el 29 de junio. Una semana después, Sauber lo vuelve a confirmar para el GP de Inglaterra. Allí lo esperaba el mítico Silverstone. Si bien había quedado en el 14° puesto en la clasificación, el arrecifeño debió largar desde el último lugar por no haberse detenido en los controles. Tras un muy buen trabajo, finalizó en el 9° lugar y vio por primera vez la bandera a cuadros en la Fórmula 1.
La semana siguiente la Fórmula 1 realizó una jornada de ensayos generales y Fontana se ubicó 7°, a 1s58/100 del alemán Ralf Schumacher. A la semana, Sauber otra vez lo confirmó para el siguiente compromiso, el GP de Alemania. Allí Fontana repitió el 9° lugar conseguido en Inglaterra, pero esta vez en el autódromo de Hockenheim.
Morbidelli se había recuperado y, obviamente, también su butaca en Sauber. Pero la mala fortuna lo persiguió y en la clasificación de Japón volvió a lesionarse. Otra vez las miradas apuntaron a Fontana, que se subió al Sauber C16 en la despedida del año, en Jerez de la Frontera.
No era un Gran Premio más para el argentino. Ya sabía que en 1998 no iba a producirse un lugar para él en el equipo suizo, por lo que salió a buscar otro destino dentro de la máxima categoría. Lo más probable era un lugar en Tyrrell. Y Fontana quería mostrarse.
Tampoco era un GP más para Sauber, ya que en la previa a la definición entre Michael Schumacher y Jacques Villeneuve se hablaba de una “colaboración” por parte del team suizo para con Ferrari, ya que utilizaba sus impulsores. Aliados para Schumy…
De hecho, en Jerez de la Frontera, en medio de tantas reuniones que tenía Fontana en el búnker de Sauber (estaba más ocupado que el propio Schumacher y por eso la prensa argentina lo criticaba y en la intimidad lo cargaba) el arentino se refería a las reuniones que Jean Todt mantenía con Peter.
De todas formas, Fontana mantenía sus reuniones con Willi Rampf, su ingeniero de pista, ya que su auto tenía algunos inconvenientes, como el limitador de velocidad. Fue por ello que ese fin de semana el arrecifeño sufrió una multa de 5000 dólares por excederse en la calle de boxes: pasó a 97 km/h cuando el límite era de 80.
Finalmente Fontana llegó 14°. Una actuación acorde con el potencial de aquel Sauber. Sin embargo, tras la carrera, no sólo los argentinos estábamos alrededor de “Fontanita”. Parte de la prensa internacional también lo requería por una actitud sospechosa, ya que no ofreció oposición cuando lo superó Schumacher en pista, pero sí se mostró aguerrido ante Villenueve en una definición histórica por lo ríspida.
"Ví por los espejos que venía la Ferrari y entonces la dejé pasar, porque estábamos en plena recta. Cuando el siguiente auto se me acercó (Villeneuve), no pude verlo bien porque tenía los espejos sucios como consecuencia de algunas manchas de aceite. Además, en ese precisamente momento ingresé a la zona de los mixtos, en la que hay una curva a la derecha y una a la izquierda. Yo no quise bajar la velocidad porque no quería que me tocaran de atrás y producir un accidente. Después de transitar esa zona, me corrí para dejarle paso. Yo no tuve ninguna orden de equipo para perjudicar a Villeneuve ni fue mi intención", comentó Fontana en la calurosa tarde española.
Se duchó, colgó el casco y se despidió del equipo que cobijó sus sueños de Fórmula 1 durante su estancia en el Viejo Continente. Por aquel entonces, la ilusión de continuar en la máxima vidriera, pero a bordo de un Tyrrell se sostenía por las negociaciones que por entonces mantenía Felipe McGough con miras a 1998. Apenas dos meses después el respaldo económico que contaba el brasileño Ricardo Rosset (la otra butaca fue ocupada por el japonés Toranosuke Takagi) le eclipsó la esperanza. Y a ello se le agregó la también inesperada llegada de otro argentino, Esteban Tuero, a las huestes de Minardi…
Norberto Fontana pasó por la Fórmula 1. Llegó como nadie podría hacerlo en la actualidad: sobre la base de talento, esfuerzo y dedicación. Sin solvento económico. Así como llegó, se fue. Hoy se cumplen dos décadas de aquella despedida precoz de quien mantuvo a un país en vilo por su paso en la Fórmula 1.