Opinión
Canapino cumplió con creces
Agustín Canapino corrió sus primeras Indy 500 y a pesar del abandono aprobó ampliamente el duro exámen
Que domingo de gloria hemos tenido los apasionados del automovilísmo.
Un día muy especial desde temprano con el Gran Premio de Monaco de F1, que siempre despierta interés por todo lo que rodea a esta carrera, y las clásicas 500 millas de Indianápolis que en esta oportunidad despertó el interés de muchos compatriotas por la presencia de un piloto argentino después de ocho décadas.
Y ese piloto argentino es nada más ni nada menos que el mejor repersentante que podíamos tener.
Agustín Canapino es el piloto que más campeonatos y victorias ha cosechado en la última década en nuestro país.
El "Titán" de Arrecifes volvió a poner en sintonía a los argentinos con su presencia internacional.
Correr la carrera más famosa del mundo ante 350,000 espectadores no es cosa de todos los días y Agustín con seriedad y profesionalismo aprobó con creces esta primera experiencia a casi 400 km por hora.
La presencia de Canapino generó, como no podía ser de otra manera, un gran revuelo donde los más exitistas ya pensaban que hasta podía ganar, algo que resultaba practicamente imposible.
La ilusión se hizo grande cuando favorecido por estirar una de las últimas paradas en boxes llegó a estar tercero.
De todas maneras en el reinicio llegó a estar 15° y hasta podría haber terminado más adelante. Los imprevistos en Indianápolis están a la orden del día, el Titán no pudo sortearlos y por esquivar terminó conra el muro y por consiguiente chocando lentamente contra el mexicano O'Ward.
Una pena porque faltaba muy poco para el final.
Los detractores de siempre marcan error y abandono.
Los que tuvimos la chance de ir al Indianápolis Motor Speedway para relatar las 500 millas, decimos profesionalismo y pasión.
Agustín Canapino hizo lo que había que hacer. Manejó como si hubiese corrido desde hace años en el Templo de la Velocidad mundial y nos representó de la mejor manera junto al notable Ricardo Juncos, que con un equipo modesto y con mucho sacrificio permitió que un piloto argentino, después de 83 largos años corriera Indy 500.
No es fácil correr en el óvalo de Indiana y menos siendo debutante y con poca experiencia en este tipo de carreras.
Gracias Agustín, gracias Ricardo, y a todos los que apoyaron esta hermosa locura, que esperemos vuelva a repetirse.
