Turismo Carretera
El día que Mouras pasó a ser leyenda
Roberto Mouras marcó una era en el Turismo Carretera y dejó un legado imborrable. A su figura se la recuerda por sus títulos, su estilo y aquella carrera en Lobos que lo convirtió en leyenda.
Roberto Mouras es uno de esos nombres que no necesitan presentación para explicar su importancia y el legado que dejó en el automovilismo argentino. Su figura quedó grabada para siempre en la historia del Turismo Carretera, donde construyó una campaña inolvidable, marcada por la contundencia arriba del auto y un vínculo indeleble con el público fierrero.
Mouras fue protagonista de una época dorada del TC. Sus tres campeonatos consecutivos en 1983, 1984 y 1985 lo transformaron en un símbolo absoluto de Chevrolet y en un piloto al que todos querían vencer. A más de tres décadas de su partida, sigue siendo una referencia obligada.
El día que pasó a ser leyenda
El 22 de noviembre de 1992, durante una competencia en el circuito semipermanente de Lobos, Mouras sufrió el accidente que puso fin a su vida deportiva y física. Fue un golpe que marcó al automovilismo nacional y que aún resuena en la memoria colectiva del ambiente. No hace falta describir demasiado: todos saben lo que ocurrió y cómo esa jornada cambió para siempre la historia del TC.
Desde entonces, su figura dejó de ser solamente la de un múltiple campeón para convertirse definitivamente en leyenda. Una leyenda que, como suele ocurrir con los grandes, creció incluso más allá de sus títulos.
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