Dakar
El Rastrojero que hizo historia en el Dakar y se convirtió en una sensación mundial
Contra todos los pronósticos, un vehículo emblemático de la industria nacional logró completar el rally más duro del planeta y dejó una huella imborrable en la edición sudamericana del Dakar.
Cuando se habla del Rally Dakar, rápidamente vienen a la mente prototipos de última generación, grandes presupuestos y estructuras oficiales de fábrica. Sin embargo, la edición 2017 fue testigo de una de las historias más emotivas e insólitas de la competencia: la de un Rastrojero que no solo largó, sino que completó el Dakar, convirtiéndose en una verdadera sensación.
Un ícono de la industria nacional en el rally más exigente del mundo
El protagonista de esta aventura fue José “Pipo” Blangino, un apasionado del automovilismo y de los fierros, que decidió llevar al límite a uno de los vehículos más representativos de la historia automotriz argentina. El Rastrojero, producido entre 1952 y 1979 por IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) en Córdoba, nació como un utilitario rústico, pensado para el trabajo rural, muy lejos del mundo del rally raid.
Aun así, Blangino se propuso demostrar que, con ingenio, trabajo y pasión, ese símbolo nacional podía enfrentar el desafío más extremo del automovilismo mundial.
La preparación: respeto por la historia, adaptación para el Dakar
El proyecto comenzó con la adquisición de un Rastrojero en desuso, que fue restaurado casi de manera artesanal en Córdoba. Si bien el vehículo conservó su estética clásica y su espíritu original, la preparación fue profunda para poder soportar las exigencias del Dakar.
El chasis, la suspensión y la mecánica fueron reforzados, siempre respetando la base del modelo original. El objetivo no era ganar etapas ni competir con los autos oficiales, sino llegar al final, una meta que en el Dakar suele ser tan valiosa como un triunfo.
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Dakar 2017: Paraguay, Bolivia y Argentina como escenario
La edición 2017 del Rally Dakar se puso en marcha el 2 de enero, con un recorrido que atravesó Paraguay, Bolivia y Argentina, acumulando casi 9.000 kilómetros entre enlaces y especiales. Desde el primer día, el Rastrojero captó todas las miradas: fanáticos, colegas y hasta pilotos de primer nivel se sorprendían al ver al histórico utilitario argentino desafiando dunas, ríos y caminos de montaña.
Lejos de sufrir problemas graves, el vehículo mostró una solidez inesperada y avanzó etapa tras etapa, superando condiciones climáticas extremas y terrenos que pusieron en jaque a máquinas mucho más modernas.
El objetivo cumplido y un resultado impensado
Finalmente, Blangino logró lo que muchos consideraban imposible: completar el Dakar 2017. El Rastrojero cruzó la rampa final y quedó clasificado en el puesto 36° de la general, un resultado impactante si se tiene en cuenta el tipo de vehículo y los recursos con los que contaba el equipo.
Más allá de la posición, la hazaña quedó grabada como una de las historias más queridas y recordadas de aquella edición.
Una historia que trascendió el deporte
La participación del Rastrojero no solo fue un logro deportivo, sino también un homenaje a la industria nacional argentina y a una generación de vehículos que marcaron una época. En un Dakar dominado por la tecnología y los grandes presupuestos, el Rastrojero simbolizó la resistencia, la creatividad y la pasión por el automovilismo.
Años después, la imagen del utilitario argentino en el desierto sigue siendo una de las postales más icónicas del Dakar sudamericano y una muestra de que, en el rally más duro del mundo, las historias también se escriben con corazón.
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