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La hazaña de los Torino: a 50 años de la Misión a Nürburgring

En la madrugada del 20 de agosto comenzaron las 84 Horas de Nürburgring, donde los Torino, con Fangio y Berta a la cabeza, asombraron al mundo.
La hazaña de los Torino: a 50 años de la Misión a Nürburgring
La hazaña de los Torino: a 50 años de la Misión a Nürburgring

Los dos máximos referentes de la historia del automovilismo nacional se unieron para cristalizar un viejo anhelo de ambos: representar a la Argentina en una prueba mítica. Y allí coincidieron el más grande piloto del país, Juan Manuel Fangio, con el preparador más prestigioso, Oreste Berta. Y ambos desafiaron a la “Marathon de la Route”, en el tradicional circuito alemán de Nürburgring. Aquel sueño se concretó bajo el popular título de la “Misión Argentina”, motorizados por un modelo fabricado en Córdoba con sello nacional: el Torino.

Todo un país vibró con aquellas 84 Horas de Nürburgring. La radio y los diarios reflejaban el desarrollo de una competencia que unió a todos. En las escuelas, las oficinas, las fábricas, todos empujaban a esos tres Torino que lucían, orgullosamente, la bandera nacional en la trompa, y como único cartel, en el baúl, “Industria Argentina”.

“Con Juan Manuel Fangio siempre intentamos interesar a IKA Renault para correr con Torino en las 84 Horas de Nürburgring”, recuerda el gran Oreste Berta, hoy a sus 80 años en “La Fortaleza”, el lugar donde desarrolló su prestigiosa carrera técnica, que lo llevó a ocupar uno de los sitios más privilegiados en el mundo de la ingeniería, siendo condecorado con los títulos Doctor Honoris Causa en las universidades nacionales de San Juan y de Córdoba, y ahora también por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Ante el desinterés de la compañía por aquellos años, finalmente se encontraron con Carlos Lobbosco, que apenas un año antes había comenzado sus funciones como responsable de relaciones de Competición de la marca, para sentir que el proyecto tenía tracción. Y todos se entusiasmaron.

De a poco, comenzaron a unificar esfuerzos. El nombre de Fangio abría todas las puertas, tanto en el país como en el exterior. Y las empresas comenzaron a sumarse al proyecto. “Llegó un momento que tantas compañías se entusiasmaron, que Renault no pudo decir que no”, destacó Berta. Y allí finalmente aparecieron los Torino. El modelo 380W fue el elegido para representar al equipo argentino. Pero ese automóvil también representaba a la industria nacional. De hecho, otras automotrices se hicieron eco de la misión.

“Por primera vez un equipo de autos, pilotos y mecánicos competirá con las marcas más famosas en el circuito alemán de Nürburgring… Nuestra actitud no puede ser otra que la de la modestia… Vamos a demostrar que sabemos hacer las cosas. Este operativo no es improvisado. Hace más de dos años que se estudia”, ratificó Fangio.

Berta trabajó en los vehículos. Había que mermar los 1400 kilos, pesados por su estructura y su porte en una exigencia tan ardua para los frenos, fundamentalmente, y para los neumáticos. De hecho en la previa algún despiste (y vuelco), protagonizado por el propio Oreste, que también oficiaba de probador de los autos, alertaba de la complejidad del desafío.

“Para mí fue muy difícil manejar y ponerme de acuerdo con 10 pilotos, con los mecánicos, ser el probador de los autos. De la mañana hasta el atardecer. No digo a la noche, porque me negaba a manejar de noche. Yo hice la lista de 15 pilotos para luego definir al plantel. Entre ellos puse a Cacho Fangio, ya que Juan Manuel no quería ubicarlo porque decía que no correspondía poner a alguien con su apellido”, explicó Berta.

Si bien los pilotos argentinos reconocían el intrincado y extenso circuito de 22 kilómetros de extensión con un Renault 16, Fangio contaba con un Mercedes 300 para detallar los secretos de aquel trazado en el que protagonizó, para muchos, la mejor carrera de la historia, cuando conquistó por 5ª vez el título de Fórmula 1, en 1957.

El “Infierno Verde”, siempre tan temido por su peligrosidad, recibió a los 3 Torino 380W. En el coche N° 1 se alternaban Carmelo Galbato, Rubén Luis Di Palma y Oscar “Cacho” Fangio. En el N° 2 Gastón Perkins, Eduardo Rodríguez Canedo y Jorge Cupeiro, y en el N° 3, Eduardo Copello, Alberto “Larry” Rodríguez Larreta y Oscar Franco. El suplente era “El nene” Néstor García Veiga.

A la 1 de la madrugada del miércoles 20 de agosto, comenzó la maratón automovilística. Allí, entre los 64 vehículos, se mezclaban Mercedes-Benz, Lancia, Ford, Porsche, BMW, Mazda, Datsun… Galbato, “Larry” y Cupeiro pusieron en marcha la ilusión. Poco tiempo después, para asombro de todos, el Torino N° 3 se puso al frente en la clasificación general, cuando una tormenta azotó la región y la lluvia, copiosa, fue protagonista de la prueba.

“Los Torino de Fangio” eran noticia. Dominaron la carrera en esa primera jornada, frente a los vehículos que si bien no tenían representación oficial, contaban con el apoyo de las respectivas marcas. El mismo Quíntuple estaba más que involucrado en la carrera. A tal punto que la mayor anécdota fue cuando Perkins se detuvo frente a los pits (para no penalizar en los boxes) a cambiar el filtro de nafta. Como no podía recibir indicaciones, Fangio se puso a cantar allí cerca y con la melodía de La Cumparsita, le daba pistas para efectuar esa modificación de manera precisa…

En la vuelta 41 llegó la primera mala noticia. El Torino con Cupeiro se despistó y quedó a la vera del camino. Uno menos. En la segunda jornada fue el turno del N° 1, cuando Di Palma, sin luces, se despistó y rompió el cárter.

El único Torino en pista continuó asombrando al mundo. Giraba adelante aquel coche que venía desde tan lejos. Pero a la hora 53 la dirección de la prueba pidió a Fangio y a Berta que se arreglara el auto argentino, ya que tenía el caño de escape roto y el ruido era estruendoso. El reglamento establecía que cada vehículo no podía superar los 83 decibeles. Y varios equipos ya habían elevado la protesta. Cada detención en boxes para reparaciones se penalizaba con vueltas en contra. Y pese a que el equipo cambió el elemento en apenas 9m30s,  el Torino perdió la posibilidad de llevarse la victoria al descontársele 10 vueltas.

Finalmente alcanzó el 4° lugar en la clasificación general, el triunfo en su categoría (más de 3 litros) y fue el auto que más vueltas dio al circuito de Nürburgring, con 334. Ganó un Lancia tracción delantera, de 1584cc, tripulado por Kallstrom, Barbasio y Fall, seguidos por un BMW y un Triumph. Allí aparecía el Torino.

Fue una verdadera selección. Un equipo que representó a la Argentina. Y que no tuvo celos. Ni de los pilotos, que jamás abandonaron el box durante las 84 horas (“Los egos se diluían bajo la figura del gran Fangio”, recuerda Lobbosco), ni de la prensa (los relatores radiales se turnaron en una transmisión única) ni de la industria nacional automotriz.

El automovilismo deportivo le dio el empuje necesario a Torino para que lograra el éxito comercial. Hasta que no se destacó, primero en el Turismo Carretera, y luego con la Misión Argentina en Nürburgring, las comercialización no acompañaba. Después del éxito en Alemania, las ventas se cuadruplicaron.

Los dos grandes referentes del automovilismo nacional, Ford y Chevrolet, se sumaron para felicitar a la Misión: "¡Bravo Torino! ¿Se debe felicitar a un competidor? Sí. Cuando con su esfuerzo ha contribuido a proyectar una excelente imagen del potencial del país. ¡Bravo, Misión Argentina!" , fue el aviso que publicaron Ford Motor Argentina y su red de concesionarios. En tanto, General Motors Argentina y la red de concesionarios Chevrolet destacaron:  "Al gran equipo argentino... ¡gracias! Hace 15 años, pocos creían que se pudieran hacer coches en este país. Hace 15 días, pocos creían que estos coches pudieran puntear en la cuna del automovilismo. Hoy, Nurburgring nos prueba, una vez más, que en este país hay que creer. Por eso, gracias de veras a los Torinos, a Juan Manuel Fangio y a sus pilotos".

“El automovilismo deportivo fue el principal sostén de Torino. Para IKA fue muy importante la incursión en el Turismo Carretera y la etapa exitosa, que comenzó con la primera victoria en la Vuelta de San Pedro, en 1967.

Hoy, medio siglo después, se recuerda a la Misión Argentina como la mayor empresa automovilística nacional en el exterior. Con seriedad, respeto y bajo las figuras del gran Juan Manuel Fangio y el talento del genio de Oreste Berta, pusieron sobre los Torino la pasión en el ámbito deportivo y el orgullo de la industria nacional.

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