Opinión
Lastre en TC2000, ¿positivo o negativo?
La nueva dirigencia apostó por un sistema siempre discutido en la Argentina... ¿Acierto o error no forzado?
El equipo del Tango Sport Team tomó un paquete de medidas inmediatas al absorber Autosport y tomar el mando del Súper TC2000, para mostrar cambios distintivos de la nueva gestión, mientras trabaja con más tiempo en otros aspectos de mediano plazo para devolverle el brillo de otrora a la categoría.
El cambio de nombre fue el primero, con el que intenta conectar al TC2000 con su verdadera historia. La interacción directa con los equipos y pilotos es otro sello de los hermanos Alejandro y Diego Levy que fue muy bienvenido por el entorno. Y el otro tiene que ver con lo deportivo.
Los nuevos conductores pretenden una categoría inclusiva. Que le de oportunidades a todos y que sea un espacio seductor para los poderosos y para los más humildes. Para los que están adentro y para los que miran de reojo la alternativa de ingresar a “la más tecnológica” en un futuro cercano.
Sin tocar aspectos técnicos (no hubo congelamiento de desarrollo), se enfocaron en administrar recursos deportivos. Sin embargo, tocaron el rasgo más sólido que tenía la categoría y que contaba con un altísimo porcentaje de aceptación. El sistema de penalización por puestos había sido en los últimos años una fórmula que le había dado éxito al Súper TC2000. Este garantizaba buenos espectáculos y le daba posibilidades a los equipos o pilotos que no solían pelear por la pole position.
Los Levy decidieron pegar un volantazo y reemplazar este sistema por el siempre polémico hándicap por peso. El famoso lastre. Una jugada arriesgada, si se tiene en cuenta que el Súper TC2000 fue la categoría con los espectáculos de más alta calidad en el pasado reciente.
Los primeros ocho pilotos del campeonato cargan la escala de 60, 50, 40, 30, 25, 20, 15 y 10 kilos. Esto complementado por un Sprint con grilla invertida de los 8 primeros de la clasificación, en lugar de la Carrera Clasificatoria con penalización por puesto.
La primera crítica altisonante a las nuevas medidas llegó nada más y nada menos que en boca del mismísimo ganador en Bahía Blanca y actual campeón Agustín Canapino. “No me gusta ganar en estas condiciones”, dijo el siempre defensor del automovilismo más puro con un tono constructivo.
El lastre resta méritos. El valor de una maniobra no es el mismo entre dos autos en desigualdad de condiciones. La situación se exacerbó este domingo al enfrentar al mejor auto de la categoría sin peso (Canapino había abandonado en Rosario) frente a sus rivales más cargados.
Aunque el panorama podría haber sido peor, si la lluvia no desvirtuaba la clasificación del sábado. Canapino largó desde el sexto lugar y ganó con comodidad la final. De haber largado adelante, las diferencias hubiesen sido aun más notorias. De todas maneras, la lógica indica que el arrecifeño correrá todo el año acompañado de bloques de plomo.
La categoría decidió eliminar las luces testigos del Push to Pass. Ya se habla poco de la utilización de la potencia extra. Tal vez se logró el objetivo de que pase inadvertido. Aunque ahora la variable de análisis de las peleas en pista pasó a ser el lastre, por encima de la destreza de los protagonistas y de las capacidades de los ingenieros.
“El TC2000 necesita de algún sistema para emparejar, eso está claro… pero el lastre es el peor sistema porque a los pilotos nos ata de pies y manos”, explicó Canapino el lunes en Escudería Carburando. Se empezó a hablar desde muy temprano del discutido y poco simpático peso por performance.
El lastre está más asimilado en muchas categorías del mundo. En la Argentina, nunca logró caer en gracia con un público y un ambiente exigentes. La nueva dirigencia tiene crédito hacia afuera y respaldo hacia adentro. Buenas carreras e inclusión… Esa es la cuestión en el reencuentro del TC2000 con el castigo de los pesos. El devenir del campeonato 2022 determinará si el lastre ha sido el camino correcto o si ha sido un error no forzado en la renovada categoría.
