Fórmula 1
Froilán González inició la leyenda de Ferrari en la Fórmula 1
La última victoria de Ferrari fue la de Sebastian Vettel en Silverstone hace menos de una semana. Pero, ¿Cuál fue la primera?
La primera victoria del equipo más legendario de la F1 fue en el mismo circuito del Gran Premio británico de hace unos días en Silverstone, un domingo 14 de Julio de 1951. ¿Quién fue el afortunado en ganar por primera vez con un Cavallino Rampante? El argentino José Froilán González.
Si bien Juan Manuel Fangio es el primer piloto argentino que a uno se le viene a la cabeza al conectar al país con la Fórmula 1, fue "El cabezón" el protagonista de la primera épica del Cavallino Rampante.
González que había firmado contrato con Ferrari unos días antes de la carrera recibió una llamada de su compatriota Juan Manuel Fangio pidiéndole de encontrarse en el circuito unos días antes de la carrera. Fangio se convertiría en un "coach" de lujo para su compatriota y lo llevaria a dar unas vueltas por el circuito compartiendo todos sus secretos como todo un buen camarada el chueco le baticinaría un triunfo para la Scuderia algo que el cabezón tomo como cumplido más que una afirmación real.
González clasificó primero y en la carrera tuvo una gran lucha con Fangio. Si bien su largada no fue la mejor y perdió posiciones el argentino pudo recuperarse y mantenerse en el tren de los de adelante. El ritmo de los argentinos era sobresaliente y se cortaban adelante. El ganador sería sin duda uno de ellos. Por una demora en boxes de Fangio González logró una diferencia cómoda para cuando le tocara hacer su parada.
La historia cuenta que por contrato González sabía que en caso de avería debía dejar su auto para Ascari que era el piloto 'top' de la Scudería. Cuando se detuvo en boxes para hacerlo, el italiano no aceptó y lo dejó que siga en carrera. Hay discrepancia en esta historia y algunos sostienen que eso no estaba permitido. La distancia era tan grande que Froilán salió de boxes en primera posición y se terminó quedando con la victoria. Lo acompañaron en el podio Fangio a 51 segundos y Villoresi a dos vueltas.
González que a diferencia de otros pilotos siempre pudo presumir de buena relación con el legendario Don Enzo Ferrari, recibió un aumento importante en su salario luego de asegurarle al italiano su primera victoria en la categoría. La leyenda comenzaba a escribirse.
La génesis de la victoria épica
Año 1951, el Alfa Romeo 158, más conocida como la Alfetta, estaba al límite de su desarrollo. Creada en 1938, el diseño de Vittorio Jano alcanzaba a tirar, en su versión 159, 404 HP a 10.500 rpm. con sus 1.500 cc con supercargador. El 158 estaba oficialmente invicto desde 1946 y sólo una fábrica estaba en condiciones de destronarla: Ferrari.
El V12 Ferrari concebido por Aurelio Lampredi, tenía 4.500 cc sin compresor. En un chasis más largo, y caja de cuatro marchas, era competitivo con 375 hp a 7.000 rpm, porque mientras los Alfa necesitaban detenerse dos veces para reabastecer en carreras de 500 kilómetros, como eran por entonces los Grandes Priemios de Fórmula 1 por el Campeonato Mundial, a la Ferrari 375 le bastaba con una...
El equipo oficial Ferrari para 1951 estaba constituido por Alberto Ascari, su mentor Luigi Villoresi, y el motociclista Dorino Serafini. Pero Serafini se accidentó en la Mille Miglia, y fue reemplazado para el GP de Bélgica por otro motociclista, Piero Taruffi. El italiano aceptó correr en Spa, pero no podía hacerlo en Reims para el GP de Francia, porque tenía un acuerdo previo con Gilera para correr motos en Bélgica... Sin Serafini ni Taruffi, Enzo Ferrari tuvo que recurrir a un tercer piloto. José Froilán González fue el elegido.
En febrero de ese año, Froilán había vencido con una Ferrari 125 dos litros a los Mercedes en la Costanera de Buenos Aires Ferrari le envió un telegrama de felicitación pero le avisó que no lo tendría en sus planes para el equipo oficial.
El arrecifeño llegó a Reims, para correr una Maserati del Automóvil Club Argentino en el Grand Premio de Francia, el jueves 28 de junio, el mismo día en que Enzo Ferrari volvía a mandar un telegrama, esta vez a Nello Ugolini, su director deportivo: le pedía que probara a Froilán en la butaca vacante.
Ugolini ubicó al argentino en su hotel. Recién el sábado a la mañana probaba la 375 por primera vez. “Por las calles de Reims”, aclara Froilán. A la tarde clasificaba cuarto y al anochecer recibía un telefonazo del Viejo Ferrari... “Esa noche ni dormí...”.
La 375 había probado su estirpe ganadora en carreras sin puntos para el Mundial, como Siracusa, Pau o San Remo, pero siempre en la ausencia de Alfa Romeo. El campeonato era otra cosa.
La de Reims fue la tercera escala. En Bremgarten (Suiza) había ganado Juan Manuel Fangio y en Spa (Bélgica) la victoria la logró Nino Farina. Ferrari siempre fue escolta, con Taruffi en Suiza y Ascari en Bélgica. Algo parecido sucedería en Francia.
En la carrera, al día siguiente, el 1° de julio, Froilán marchaba en segunda colocación cuando le cedió su auto a Ascari, que había roto la caja en su coche. En esa posición terminaron, detrás de Fangio, quien había tomado el auto de su compañero Fagioli. Otra vez Alfa vencedor, Ferrari escolta.
La actuación de Froilán sirvió para que lo confirmaran de cara al GP de Inglaterra: Ferrari lo oficializó como piloto con sueldo –150 mil liras mensuales– premios y primas de partida.
El equipo de Módena mandó tres coches a Silverstone. Dos eran modelo 1951, con los motores equipados con las tapas de 24 bujías; el tercero era un muletto de 1950, y su motor tenía la vieja tapa de cilindros. Ese, el coche inferior, sería el que manejara Froilán. El argentino era el recién llegado, y por lo demás, los otros dos pilotos, Ascari y Villoresi, eran italianos... Pero Froilán se las ingenió para establecer diferencias de entrada. Cuando sus coequipers se las veían negras para bajar el 1m46, el arrecifeño marcaba 1m44... para quedarse con la pole-position. Un registro histórico, porque era la primera vez que alguien daba una vuelta en Silverstone a más de 100 millas por hora. Exactamente, 100,597 mph, 161,861 km/h. Le sacó un segundo exacto a Fangio, pero, más importante que eso, dos segundos a Ascari y 2s4 a Villoresi, sus compañeros.
La carrera histórica
El sábado 14 de julio de 1951, 20 coches se alinearon para tomar parte del IV British Grand Prix, tercera carrera del Mundial de Fórmula 1. Felice Bonetto, que había sido siete segundos más lento que Froilán, pica en punta desde la segunda fila, seguido por González, Farina, Ascari, Fangio y Villoresi.
En el cuarto giro, Fangio lo pasa a Bonetto y queda segundo y toma la punta en el giro 10, cuando Froilán ya le llevaba 25 segundos al tercero, Ascari, mientras Bonetto caía al quinto lugar. Los dos argentinos le imprimen un ritmo extraordinario a la carrera, nunca están separados más que por un par de segundos. El torque superior de la Ferrari aspirada normalmente se hacía notar en las largas curvas planas de Silverstone.
Los Alfa habían partido con el tanque repleto de combustible, 65 galones (más de 250 litros) y la Ferrari puntera no estaba consumiendo tanto. Cuando Fangio se detiene, el motor de la Alfetta se para. Al reinsertarse en la carrera, ha perdido 72 segundos. Ascari para en la vuelta 55 y un giro más tarde rompe la caja de cambios. Froilán se detiene en el giro 61: allí hubiera podido cambiar el destino de la carrera. La mitología asegura que el argentino le ofrece su auto al italiano, pero Froilán vuelve a la pista con casi un minuto de ventaja sobre Fangio. La carrera estaba ganada.
Froilán mantuvo el ritmo para vencer por 51 segundos a Fangio y dos vueltas a Villoresi. Farina había abandonado en el giro 76 por problemas de embrague, poco después de haber marcado el récord de vuelta, pálido consuelo para las derrotadas Alfetta.
Por primera vez una Ferrari lograba un triunfo en el Mundial. El primero de una larga cadena, la más exitosa de la historia de la categoría.