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BOB DYLAN, EL APASIONADO POR LOS FIERROS
El mundo del arte se sacudió tras conocerse el nombramiento de Bob Dylan como Premio Nobel de Literatura. El gran juglar de los años 60 y leyenda viviente de la música, entra en una nueva dimensión por la mayor distinción en letras del planeta. Sin embargo Robert Zimmerman, el verdadero nombre del enorme compositor, tiene un estrecho vínculo con el mundo de los automóviles y las motos.
Quizá por sus orígenes, cuando vivía en Minnesota, en una zona netamente minera, la movilidad era fundamental. Y más aún cuando entre las décadas de los 50 y los 60 en los Estados Unidos tomar un auto o una moto y salir a la aventura rutera era sinónimo de plena libertad.
Dylan por aquellos años se compró una Harley-Davidson que pintó de negro para sentir el viento en la cara mientras se despedía de la adolescencia. Ya por 1963, se registraron las primeras giras ya como músico a bordo de un Ford Galaxie. Pero también se divertía con una moto Triumph Tiger 100. Sin embargo, tras su primera gran gira, que incluyó fronteras afuera de los Estados Unidos, reveló: “La primera cosa cara que compré con mi primer sueldo grande fue un Ford Mustang azul 1966 convertible. Pero un tipo que trabajó para mí lo hizo rodar por una colina en Woodstock y se estrelló contra un camión”.
Pese a los automóviles, fue esa moto Triumph protagonista de uno de los grandes misterios de Dylan, ya que el 29 de julio de 1966 se accidentó con ella cerca de Woodstock. Tras esa contingencia, Dylan estuvo 8 años sin salir de gira, recluído y produciendo grandes discos. Si bien él luego confesó que sufrió fracturas varias, como en vértebras y lesiones faciales, no hay registros de esos padecimientos. Para muchos, fue una “escapatoria” de todo tipo de presiones. Para otros, una suerte de paralelismo con el actor James Dean por sufrir un accidente vial en pleno apogeo, aunque con otro final, claro está.
Al margen del misterio sobre ese accidente, otras características vinculan a Dylan con su pasión por la velocidad. De hecho, en la mansión que construyó en Malibú había una sala de cine o de proyecciones, que fue diseñada por el compositor y allí había asientos de Ford Mustang. Una extravagancia emparentada con el mundo automotor.
En las letras de sus canciones, en 20 temas aparece la palabra automóvil, en 3 Cadillac, en 1 Chevy, en 1 Ford Mustang. Además, participó en comerciales del sector automotor. En 2007 había realizado un comercial para Cadillac.