Límite de Pista
Ciudades con autos autónomos: ¿qué tan cerca estamos de convivir con ellos?
Las pruebas piloto de vehículos autónomos avanzan en distintas ciudades del mundo, pero los desafíos regulatorios, la infraestructura y las dudas sobre la seguridad vial siguen marcando el ritmo. Expertos aseguran que la tecnología ya está lista; lo que falta es que las urbes y las leyes también lo estén.
Pruebas piloto que ya conviven con peatones
En varias ciudades, los autos sin conductor dejaron de ser una promesa futurista para convertirse en una presencia discreta, pero real. En zonas delimitadas, flotas de taxis autónomos recorren rutas previamente mapeadas, transportan pasajeros y recopilan datos para perfeccionar sus sistemas.
Para Lucía Ramírez, vecina de un barrio donde opera un piloto de movilidad inteligente, el primer viaje fue desconcertante. “Al subir, miré hacia adelante y no había nadie al volante. Pero el auto frenaba suave y respetaba cada cruce. Fue extraño y cómodo al mismo tiempo”, cuenta.
Estas pruebas han demostrado que la tecnología de sensores, cámaras y algoritmos de decisión es capaz de responder a la mayoría de las situaciones urbanas. Sin embargo, aún está lejos de resolver los casos imprevistos: un peatón que cruza distraído, una obra no señalizada, un ciclista que aparece desde un ángulo muerto.
La regulación avanza, pero no al mismo ritmo que la tecnología
Uno de los principales obstáculos para la expansión de los autos autónomos no es técnico, sino legal. La pregunta es simple: ¿quién es responsable en caso de accidente? ¿El fabricante? ¿El programador? ¿El usuario que ni siquiera toca el volante?
Los gobiernos trabajan en marcos regulatorios que acompañen el avance tecnológico, pero el proceso es lento. Cada país —y en muchos casos cada ciudad— define sus propias reglas, lo que genera un mosaico normativo difícil de navegar para las empresas.
La experta en políticas de movilidad Carolina Torres explica: “La falta de estándares globales frena la adopción. Sin reglas claras, las compañías evitan expandir los servicios y los municipios no saben cómo evaluarlos ni fiscalizarlos”.
Seguridad vial: ¿más seguros que los humanos?
Las compañías de vehículos autónomos sostienen que la mayoría de los accidentes de tránsito se deben a errores humanos: distracción, cansancio, alcohol. Los autos autónomos —dicen— pueden eliminar estas variables.
Sin embargo, los episodios donde un vehículo sin conductor se ve involucrado en un siniestro generan un impacto público mayor que miles de accidentes provocados por humanos. La percepción de riesgo pesa tanto como los datos.
Los analistas coinciden en que la clave será demostrar consistencia: millones de kilómetros recorridos sin fallas graves y la integración con otros sistemas urbanos, como semáforos inteligentes y sensores viales.
Un futuro inevitable, pero no inmediato
Las ciudades con autos completamente autónomos no están a décadas de distancia, pero tampoco llegarán mañana. La tecnología avanza rápido, las pruebas se multiplican y las compañías invierten miles de millones en perfeccionar sus sistemas.
Lo que falta es coordinar infraestructura, regulación y aceptación social. Hasta entonces, los autos autónomos seguirán circulando en espacios controlados, preparando el camino para un futuro donde compartir la calle con un vehículo sin conductor sea tan normal como hoy lo es subir a un ascensor sin operador.
Y aunque la pregunta persiste —¿qué tan cerca estamos?—, la respuesta parece clara: más cerca de lo que creemos, pero más lejos de lo que nos gustaría.
