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Auspiciado por
El buggy del millón de euros
La compañía alemana Brabus presentó un impresionante todoterreno basado en el Mercedes-AMG G 63.
El preparador alemán Brabus presentó su último proyecto con un impresionante todoterreno al estilo buggy que está basado en el Mercedes-AMG G 63.
Esta creación está denominada BRABUS 900 Crawler y es uno de los Clase G más espectaculares que se conocen, con permiso del 6x6 y del 4x4. Básicamente se trata de una conversión que lo transforma en un buggy todoterreno, aunque no está homologado para circular por ruta abierta.
Lo que mostró Brabus aprovechando que está de cumpleaños (tiene ya 45 años de historia) es el desarrollo de un vehículo desde cero. Y bien podría decirse que no se ha querido complicar mucho, teniendo en cuenta que el 900 Crawler es un buggy, pero se equivoca.
Todo en esta nueva producción se ha llevado hasta el extremo: desde el concepto hasta la potencia, pasando por la capacidad todoterreno y la tecnología de materiales. Hay que aclarar que este nuevo Brabus no tiene en realidad ningún componente del Mercedes Clase G, aunque el frontal se inspire en las líneas de este clásico.
Chasis de tubos de acero
Parte de un chasis de tubos de acero diseñado con tecnología CAD al que se le ha instalado unos amortiguadores de aluminio Brabus (ajustables en doce posiciones en compresión y rebote) conectadas a unas llantas de 20" con neumáticos de campo extremo. El resultado de ello es una altura libre al suelo de 53 centímetros, que es más del doble de la que tiene un SUV o incluso un todoterreno. Además cuenta con tracción total, como es lógico, y recurre a diferenciales de bloqueo controlados de forma electrónica.
A esta estructura se le ha atornillado una carrocería de fibra de carbono en su totalidad que carece de puertas y ventanas, pero que sí cuenta con un techo de este mismo material. Por cierto, es curioso que bajo este techo haya conductos de ventilación derivados hacia los asientos traseros. Imaginamos que no será tanto para dirigirles aire fresco como para enviarles aire caliente del motor, pues lo mismo que promete un rendimiento extremo sobre arena también puede resultar idóneo para conducir en zonas frias.
El interior es mínimo y casi de competición, con fibra de carbono y aluminio anodizado de color rojo por donde se lo mire. Incluso los cuatro bacquets de fibra de carbono son impresionantes, cubiertos de piel roja y con cinturones de seguridad de cuatro puntos. Se destaca también la presencia de un terratrip en el lado del copiloto, y Brabus ofrece (de forma opcional), la cartografía de la zona en la que su propietario lo piense utilizar.
El motor, bautizado como Brabus 900 Rocket V8 biturbo, es una auténtica locura de potencia: se oculta bajo una plancha de fibra de carbono de color rojo, tiene 4,5 litros de cilindrada y está asociado a una caja de cambios secuencial de nueve velocidades.
Entrega 900 CV y el par máximo se ha tenido que rebajar electrónicamente desde los 1.250 Nm hasta los 1.050 para que el buggy, que pesa más de dos toneladas, no fuera inmanejable. También se ha tenido que limitar la velocidad máxima, en este caso a 160 km/h, mientras que la aceleración marca registros propios de Ferrari al parar en crono de 0 a 100 en 3,4 segundos, lo que tiene un mérito increíble llevando neumáticos de campo.
Brabus dice que el vehículo incluye unos sistemas de intercomunicación para cuatro ocupantes. Serán muy útiles porque imaginamos que el sonido del aire y el propio rugido del motor, que podemos moderar en parte si así lo deseamos mediante un interruptor del volante, harán difícil ir charlando a bordo.
Se ha confirmado que de este súper coche para andar por las dunas solo se van a construir 15 unidades, cinco que se entregarán este año, otras cinco en 2023 y cinco más en 2024. Y el precio es muy alto para un vehículo que, además, no podrá ser homologado para circular en vías públicas de ningún país: un poquito más de un millón de euros en la mayor parte de Europa.