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Fangio: “Nunca más volví a manejar como ese día. Lo intenté, pero ya no pude”
Un 4 de Agosto pero de 1957, Fangio fue parte de una de las competencias más memorables de la Fórmula 1.

El 4 de agosto de 1957, el mundo presenció una de las competencias más memorables de la Fórmula 1, considerada por muchos especialistas como la mejor carrera de la historia: el Gran Premio de Alemania, en el mítico Nürburgring Nordschleife, el “Infierno Verde”.
Ese día, Juan Manuel Fangio, con 46 años y al volante de su Maserati 250F, escribió la página más gloriosa de su leyenda. No solo sería su última victoria en la Máxima, sino también la que sellaría su nombre en la eternidad del automovilismo.
Partiendo desde la pole, el “Chueco” trazó una estrategia diferente: largó con neumáticos Pirelli, más blandos y rápidos, pero que exigían una detención en boxes. Sus rivales de Ferrari, Peter Collins y Mike Hawthorn, calzaban los Englebert, más duros y duraderos.
Cuando Fangio entró a boxes, todo parecía perdido. Una parada lenta lo relegó a casi 50 segundos de los Ferrari. Pero en una demostración sobrehumana, vuelta tras vuelta, el balcarceño comenzó a volar sobre el asfalto del Nordschleife. Récord tras récord, a un ritmo nunca antes visto, fue recortando la diferencia hasta alcanzarlos.
A dos vueltas del final, en una maniobra que aún hoy estremece, los superó y se lanzó hacia la victoria. Fangio había dado una cátedra de manejo, inteligencia y coraje puro en un escenario brutal y peligroso.
Ese triunfo, el quinto y último título mundial que aseguraría ese año, quedó inmortalizado como la obra maestra del “Chueco”, un hombre que domó el Infierno Verde y redefinió lo que significaba ser un campeón.
“Nunca más volví a manejar como ese día. Lo intenté, pero ya no pude. Aquella fue mi carrera perfecta.” Dijo Fangio y agregó, “fue mi última victoria en un gran premio. Al año siguiente tomé la decisión de retirarme: me estaba haciendo viejo. La gente piensa que me retiré porque Luigi Musso falleció en Reims, pero no fue así. Vi el accidente, estaba justo frente a mí cuando se estrelló, pero no sabía que había muerto”