Opinión
La tentación de autocontrolarse
El poder de control que representa una figura como la CDA del ACA en el automovilismo argentino deja de existir como tal en las categorías fiscalizadas por la ACTC, que acostumbra a auto regularse y auto controlarse.
- La tentación de autofiscalizarse
El poder de control que representa una figura como la CDA del ACA en el automovilismo argentino deja de existir como tal en las categorías fiscalizadas por la ACTC, que acostumbra a auto regularse y auto controlarse. Esto claramente puede ser un estímulo para otras categorías al decidir cambiar de fiscalización y no depender de una fiscalizadora independiente que regule la actividad sin conflicto de intereses.
Un claro ejemplo es el del Turismo Pista. Con la decisión de cambiar la fiscalización de la CDA por la de la ACTC, el Turismo Pista pasó a hacerse cargo de todos los controles técnicos durante un fin de semana, es decir, será juez y parte al momento de verificar si los autos de la categoría están dentro de lo que establece el reglamento técnico que ellos mismos elaboran. No debería ser un problema en un contexto en el que exista gente idónea, seria y estricta al momento de hacer respetar lo que está escrito, pero al no contar con un organismo externo que se ocupe de ello, abre la puerta a cualquier tipo de especulaciones y a la posibilidad, llegado el momento, de pasar por alto la verificación de situaciones comprometidas, hacer la vista gorda ante incumplimientos reglamentarios y hasta digitar rendimientos de acuerdo a la conveniencia de la categoría.
Un automovilismo con un ente rector que controle a los distintos promotores de las categorías es más serio y prolijo que un sistema en el que esto queda a cargo de los mismos promotores.
Panorama similar con el que se maneja la ACTC con sus categorías principales y que más de una vez ha despertado sospechas. Autos que avanzan gran cantidad de posiciones durante una carrera cuando a la mayoría les cuesta una enormidad superar a un rival, o actuaciones desmedidas en una clasificación luego de haber demostrado falta de rendimiento en los entrenamientos o en eventos anteriores.
Lo mismo sucede en lo deportivo. Los comisarios y el director de la prueba son empleados o responden directamente a los intereses de la misma categoría o fiscalizadora a la que deben controlar.
La función de la CDA del ACA es clara y no debería sorprender ni molestar a nadie. Simplemente verificar que el automovilismo en su conjunto funcione de acuerdo a las exigencias de la FIA, respete lo que detalla el RDA y ejerza el poder que le otorga el Código Deportivo Internacional. Claramente debe perfeccionarse, adaptarse a las necesidades del automovilismo, seguir progresando y trabajar para la unidad de esta actividad, pero hay muchos intereses que se interponen en el camino, a veces demasiado tentadores como para pensar como debería ser la manera correcta de conducir los destinos de una categoría, sin sospechas, sin dudas.