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Lola Fómula 1: El auto de la tarjeta "sin crédito"

Lola tuvo una historia de éxito en el motor, pero también algún traspiés como el de su intento de entrar en la F1 en 1997 auspiciado por una famosa tarjeta de crédito
Lola Fómula 1:  El auto de la tarjeta "sin crédito"
Lola Fómula 1: El auto de la tarjeta "sin crédito"

Después de años como proveedor de chasis para otros equipos, principalmente para Larrousse, el director del equipo Lola, Eric Broadley, planeó un equipo de F1 que compitiera únicamente bajo propiedad de Lola.

El proyecto sumaba a un prototipo del chasis que fue probado por primera vez en 1995 por Allan McNisch,  por lo cual a finales de 1996, Broadley anunciaba la participación del equipo en Fórmula 1.

Lola tenía la intención de ingresar a la categoría en el 88, pero ingresó un año antes. Según Broadley, esto se debió a la presión de los patrocinadores, fundamentalmente del patrocinador principal, MasterCard.

El chasis denominado T97/30, se basó principalmente en la tecnología de IndyCar. Sin embargo, nunca fue probado en el túnel de viento y casi no tenía pruebas en pista.

Esto se debió principalmente a que el diseño del motor se retrasó.

La idea resultaba razonable con un chasis Lola T97/30, motores Ford Zetec-R V8 y, lo más importante, un respaldo de alto nivel con Mastercard.

La iniciativa del proyecto fue el deseo de la tarjeta de crédito de lanzar el "F1 Club" para los titulares de tarjetas que supuestamente financiaría al equipo.

Implicó que todo se hiciera de manera apresurada.

El rival bancario HSBC se había unido a la F1 con el nuevo equipo Stewart Grand Prix, que tuvo un año completo de preparación y un acuerdo de apoyo a largo plazo de Ford.

El auto estaba en pañales y les dio a los pilotos, Vincenzo Sospiri y Ricardo Rosset, pocas posibilidades de llegar a la grilla de partida para un GP.
 
El motor, responsabilidad de  Al Melling , fue planeado para ser un V10, sin embargo el motor no se desarrolló en el tiempo y forma y el equipo se vio obligado a utilizar el motor Ford ECA Zetec-R V8, el mismo que había utilizado el equipo Forti en 1996.
 
 

De manera bastante fatídica, el fundador de Lola, Eric Broadley, había dicho en la presentación del auto en Londres:

“La regla del 107% es en realidad un margen bastante grande. Si no podemos hacer eso, entonces no deberíamos estar ahí".

Curiosamente, Sospiri culpa a Jacques Villeneuve del hecho de que nunca lograse participar en un gran premio.

Un análisis más detallado reveló que el tiempo del italiano fue casi 12 segundos más lento que Villeneuve, y que Pedro Diniz de Arrows fue, de hecho, más desafortunado, al acariciar el 107%.

Sospiri y el brasileño Rossett fueron los elegidos para debutar en el Gran Prix de Australia.

Las fallas del equipo se evidenciaron ya que los tiempos de clasificación del monoplaza eran considerablemente más lentos que los requeridos, por lo cual no pudieron participar.

Los monoplazas volvieron a ser probados poco después de Australia, en Silverstone, pero ambos tenían tiempos superiores a los 10 segundos con respecto a los punteros.

El 26 de marzo de 1997, el miércoles previo al GP de Brasil, Lola anunció que se retiraba de la carrera "por problemas técnicos y financieros".

El personal de Lola, que ya había viajado a San Pablo, pero tuvo que emprender el regresó a la base del equipo en Huntingdon, Inglaterra.

Vicenzo Sospiri contó como se enteró de la no participación del equipo:

"En realidad descubrí que el equipo había cerrado por un periódico brasileño el jueves por la mañana antes del Gran Premio.  El periódico decía 'Lola se queda fuera', así que pensé '¿Qué está pasando?' y llamé a Ricardo (Rossett), y me dijo que era verdad. Estaba en el camión, y dijo que estaba a punto cerrarlo, ¡así que le pedí que tomara mis cosas y mi casco también!. Fui a la pista y todo estaba sellado. Todo había terminado".

En su corta existencia como constructor de F1, Lola contrajo 6 millones de euros en deudas, y la empresa entró en quiebra un par de semanas más tarde. 

El empresario irlandés Martin Birrane compró la compañía y logró un renacimiento en las finanzas de la misma. Sin embargo, Lola no participó en la categoría en ningún aspecto desde entonces.

Finalmente Lola Racing Cars desapareció en 2012.

 

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