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Y UN DÍA TRAVERSO FUE INOCENTE

Juan María Traverso es propietario de innumerables anécdotas a lo largo de sus 35 años de actividad, en una lo engañaron
Y UN DÍA TRAVERSO FUE INOCENTE
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Transcurría agosto de 1975 y se disputaba la 1° Vuelta de San Miguel del Monte para el Turismo Carretera, en el trazado que unía las rutas 3,  41 y 215.

El equipo oficial Ford dominaba a voluntad la categoría con los Ford oficiales preparados por el  José Miguel Herceg.

Héctor Luis Gradassi, gran campeón y figura del equipo, estaba de racha, dominaba el torneo con comodidad mientras que su compañero de equipo, el joven Juan María Traverso, todo lo contario, ya que una serie de abandonos consecutivos lo tenían a maltraer.

El genial "Polaco" armaba un plan para tranquilizar a su nobel figura y le pedía encarecidamente a "Pirín" que le tuviera contemplación al de Ramallo, en síntesis que lo dejara ganar.

El plan se cumplía al pie de la letra durante toda la final ,donde la multitud veía el andar arrasador de los Ford blacos con vivos azules, con Traverso y Gradassi peleando la carrera.

 

El  Flaco entró a la última vuelta como puntero. En aquellas carreras de ruta, la victoria dependía del tiempo empleado y no de la posición en el camino, así que no siempre se estaba seguro de la victoria cuando se cruzaba la línea de sentencia, pero Traverso venía siendo informado correctamente por el equipo.

Pero al paso por los boxes en esa última vuelta, Gradassi alcanzó al veloz Dodge de Antonio Lizeviche, al que un trompo lo había retrasado.

El cordobés se chupó detrás del Dodge de Pompeya y antes de la última curva alcanzó a pasarlo.

Cuando Traverso dobló esa última curva, convencido de que, por fin, la victoria estaba asegurada, bajó la ventanilla de su auto para saludar a la gran concurrencia que se agolpaba en la llegada.

Detrás, Pirín Gradassi, que alcanzó a verlo cuando cruzaba la meta. Sabiendo que si estaba tan cerca como para verlo, algo había salido mal... lo sabía???

El Flaco se bajó del Falcon sintiéndose en la gloria, felicitado y aplaudido por todos, pero no entendía por qué su experimentado compañero venía con cara de pocos amigos. Habían corrido como dos caballeros, sin tocarse y sin taparse.

Gradassi se le acercó con cara seria y de preocipación y  le dijo:

- Uy, Flaco, me parece que me mandé una cagada...

- ¿Qué pasó?

- Perdoname, Flaco, pero creo que no ganaste vos.

¿Cómo?

Efectivamente, con esa chupada atrás del Dodge, que lo hizo viajar más rápido, y los pocos segundos que perdió Traverso saludando a los fans, Gradassi había descontado la ventaja,  acumulando a su favor cinco décimas de segundo. Suficientes para ganar.

El final de la historia solo la sabrán los protagonistas. La picardía de Gradassi pudo más que la inocencia del gran Juan María.

Gradassi confesó un error, el Flaco, nunca le creyó.

 

 

Fuente: Nota en Ramallo con Juan María Traverso para Carburando TV, Revista Corsa, Hierro Líquido.

 

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