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¿Cuál es el "Coche Rana"? Su historia en La Otra MIrada

Fue un icono en la industria automotriz mundial. Pero tuvo su particularidad en la Argentina. Mirá la historia del "Coche Rana" en La Otra Mirada.

¿Cuál es el "Coche Rana"?  Su historia en La Otra MIrada
¿Cuál es el "Coche Rana"? Su historia en La Otra MIrada

“En la sencillez está lo verdaderamente grande”, sostiene el dicho. Y en este caso, pese a su acentuada simpleza, se transformó en uno de los grandes de la industria automotriz mundial. Y ocupa un lugar en el olimpo de los automóviles emblemáticos.

Nació con la premisa de ser económico, básico, y hasta se ordenó que se diseñara una suerte de tortuga o de un paraguas sobre 4 ruedas. Pero sin embargo se lo conoció, al menos en la Argentina, como el Coche Rana, en la variante criolla del clásico francés. El Citroën 2cv, icono de la historia de los autos.

 

 

 

 

 

En la década de los años 30, la empresa francesa, que no pasa por un buen momento en medio de la tensión que reinaba en Europa entre las dos Grandes Guerras. André Citroën, un genio y un adelantado para la época, admiraba a Henry Ford por lo que había logrado con el modelo T en los Estados Unidos.

Ya había aparecido el modelo Traction Avant, en 1934. Pero había que apuntalar la producción, ya que los números, pese a la aprobación de ese automóvil, no eran promisorios. Citroën fue la primera empresa europea en implementar la línea de montaje creada por Ford. Urgencias y necesidades, Michelin tomó el control de la empresa y se impartió una orden: “Hay que crear un vehículo que sirva para que los campesinos franceses se motoricen y cambien el carro o la mula por un automóvil”. 

En 1937 estuvo listo el primer prototitpo, denominado Toute Petite Voiture, un coche muy pequeño. En un campo a 100 kilómetros de París se probó el novedoso auto, pero en 1939 la llegada de la Segunda Guerra Mundial paralizó el proyecto.

Durante los años bélicos, se destruyeron los planos del auto y los prototipos, para que no llegaran a manos de los nazis. De todas formas, en Alemania el Escarabajo de Volkswagen tomaba fuerza, mientras que en Italia Fiat lograba el Cinquecento. Todos bajo la necesidad de la economía y la adaptación a cualquier terreno.

Llegó la paz y se retomó la idea. Un prototipo se mantuvo a salvo. Quedó en la historia como “El Cíclope”, ya que el coche tenía un solo faro delantero. Pero permitió continuar con el proyecto post guerra.

Finalmente, en el Salón de París de 1948 se presentó el primer Citroën 2cv de la historia. Un auto modesto, muy económico, mecánica sencilla, liviano, versátil, techo de lona y una gran virtud: una suspensión notable, que permitía que se inclinara demasiado, pero muy difícil de volcar.

Al año siguiente comenzó la producción en serie. Y pese a las críticas de los especialistas, algunos bromeaban si venía con un abrelatas, ya que el único color disponible era el gris, el auto se ganó el corazón de los franceses, para luego extenderse a gran parte del planeta. Tal fue así que el primer año la fábrica tenía una capacidad de producción de 4 vehículos diarios y ya en la segunda temporada pasó a producir más de 400 por día.

Gracias a su raro motor de 2 cilindros opuestos de 375 cc con 9cv, refrigerado por aire, alcanzaba los 65 km/h consumiendo sólo de 4 a 5 litros cada 100 km, cumpliendo los requerimientos del trabajador francés promedio.

Fue tal el éxito del asombroso modelo, bien recibido por los jóvenes pero fundamentalmente por los trabajadores franceses, que con aquel ADN también dio origen a una familia de modelos basados en su concepto mixto de simpleza y efectividad: el Mehari, los Ami, y la Citroneta.

La fama del Citroën 2cv se expandió por el mundo y llegó a la Argentina. Si bien en 1956 comenzó a importarse, en 1960, con la llegada de Citroën en la Argentina, arrancó a ensamblarse el auto en la planta de Brandsen. 

En 1961 los motores también se armaron en Argentina, el primero de 425 cm3 y 12,5 CV se incorporó en 1962. Aquel 2CV, además, tenía el tradicional techo de lona, el “paraguas” con el que se lo conoció hasta el final de su producción. 

En 1963 surgió el 2CV AZLE (la “E” de Especial), el primero en sumar la tercera ventana. Para 1966 Citroën ya había producido 30.000 unidades del 2CV y lanzó el AZAM, una versión de “lujo”, con motor de 425 cm3 y 18 CV. El habitáculo mejoraba con un nuevo tablero de instrumentos, tapizados de cuerina y limpiaparabrisas eléctrico.

En 1969 aparece el 3CV, un modelo que solamente se comercializó aquí con ese nombre porque en el resto de los países siguió llamándose 2CV. Por fuera, las únicas diferencias eran los faros traseros –tenía los del Dyane 6 francés– y las luces de giro delanteras, de forma rectangular. Luego, en 1970, incorporó la apertura de puertas convencional. Aquel 3CV del 69 tenía un motor de 602 cm3 y 32 CV que se mantuvo para el resto de las versiones hasta que Citroën abandonó el país en 1979.

Si bien en 1950 se presentó en París la furgoneta, en la Argentina apareció a fabricarse recién en 1967: fue la versión ENTEL, para la empresa estatal que manejaba los teléfonos.

Traspasó los límites. Fue vehículo que apareció en Tintín, y en la Argentina acompañó a la genia de Mafalda. En la Argentina se produjeron más de 170.000 unidades, que fueron parte de las 5 114 969 fabricadas en el mundo hasta 1990.

En la sencillez está lo verdaderamente grande. Y vaya si el Citroén 2cv, junto con el 3Cv en la Argentina, lo cumplió. Un icono de la industria automotriz mundial, que atravesó generaciones, fronteras de todo tipo y se instaló definitivamente hasta convertirse eterno.

 

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