Opinión
Integración con Brasil: tan cerca, pero tan lejana
La participación de Agustín Canapino este fin de semana en el autódromo de Goiania en la Carrera del Millón del Stock Car, la categoría más fuerte de Brasil, fue una buena medida para volver a intentar algo que casi nunca pudo se pudo desde nuestro país, ni desde el vecino, que es la integración definitiva y organizada del automovilismo de los dos grandes de sudamérica.
Siempre fue una tarea compleja, casi imposible, y con una realidad lejana de lo que en teoría siempre pareciera menos complicado.
Hay muchos factores en común entre los dos países: cercanía, pasión por el automovilismo, buenos autódromos (más ellos que nosotros), categorías importantes, pilotos de jerarquía nacional y ex internacionales que han corrido en F1 o Indy y en escalones inferiores.
También hay diferencias importantes. Una de ellas es la que por estos tiempos se ha visto reflejada en el plano económico que domina en el automovilismo de Brasil en función de los grandes patrocinantes, con categorías y pilotos fuertes y con la mirada siempre puesta en el surgimiento de nuevos valores que crucen el atlántico para correr en Europa. En la actualidad esa salida de talentos desde Brasil se ha reducido casi de manera preocupante y los que quedan en Europa intentan con lo que pueden llegar a las puertas de un nuevo lugar para Brasil en la Fórmula 1.
Con de la merma en la salida de jóvenes valores al exterior, han crecido categorías del automovilismo interno con pilotos ya hechos como son los del Stock Car, que también sufre coletazos de los ciclos económicos a favor y en contra, típico de países como Brasil y Argentina.
La devaluación de los últimos meses en Argentina no fue un caso aislado, y Brasil también depreció su moneda no tanto, pero casi en los mismos niveles que acá. Esos cimbronazos a la corta y a la larga se sufren en una actividad costosa como es el automovilismo profesional.
Una gran diferencia que nos sigue separando del Brasil es la concepción del automovilismo a partir del espectáculo, los sponsors y de los escenarios y sus instalaciones. Con menos autódromos pero mejores, no dejan de mirar las soluciones europeas en seguridad, y con menos improvisaciones en muchos aspectos estructurales. Los últimos ejemplos del autódromo de La Plata, por ejemplo, o situaciones similares en otros escenarios del interior colocan al automovilismo doméstico argentino en un plano lejano de lo que Brasil presenta en general con sus autódromos. Puede haber excepciones, tanto acá, como allá, pero en ese rubro acá sobran pistas...
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Hubo una época en que Brasil y Argentina congeniaron y convivieron en competencia en los campeonatos de la Fórmula 2 Codasur y luego Fórmula 3 Sudamericana. Equipos, pilotos, sponsors y circuitos de ambos países se integraron en un certamen que tuvo su brillo y pareció consolidarse. Lentamente con la aparición de nuevas categorías de autos con techo, con el tiempo esa integración terminó en la nada.
Otro intento fue el intercambio de Top Race, primero con el campeonato sudamericano con algunas fechas en Brasil y luego en su relación con la categoría de Camiones (Fórmula Truck), con visitas cruzadas en autódromos de los dos países. La categoría de camiones sigue vinculada con Argentina para realizar una fecha en nuestro país y subir a algún piloto. También hubo visitas del Stock Car, junto con el Súper TC2000 fue hace muy poco en Buenos Aires, en donde la categoría disputó una fecha de su temporada el el trazado porteño.
La participación de pilotos brasileños en carreras con invitación como los '200 kilómetros de Buenos Aires' del TC2000 y del Súper TC2000 fueron los momentos der mayor integración entre pilotos de ambos países y en algunas temporadas, como por ejemplo con el campeonato Endurance de TC2000 tuvieron continuidad en el año, aunque eran pocas carreras. Se recuerda el título logrado por Norberto Fontana con Ricardo Mauricio en un Toyota, por ejemplo y las muy buenas participaciones en temporadas enteras de Carlos 'Cacá' Bueno en TC2000 y Súper TC2000, categoría en la que logró la primera Pole Position con un Ford Focus en Alta Gracia.
La lista de pilotos de Brasil que han venido entusiasmados a la Argentina con los autos y la tecnología del Súper TC2000 es muy larga y si bien en los últimos años han venido un poco menos, siempre existe ese atractivo de correr en una fecha especial en Buenos Aires con los mejpores pilotos argentinos. La llegada de pilotos de Brasil en los '200 kilòmetros' sigue siendo el mayor momento de integración actual en el automovilismo de los dos países.
También a nivel profesional hubo vinculaciones importantes como la Marcos Laborda o la de Gabriel Furlán en la dirección del equipo que tuvo la participación de Néstor Girolami en la temporada 2016 con un Peugeot.
“El automovilismo brasileño es otra cosa. Se siente el impacto de la diferencia cuando uno vuelve a la Argentina. Allá hay orden, respeto, organización, seguridad. Se prioriza al público y los pilotos después de las carreras se quedan mucho tiempo firmando autógrafos o entregando gorritas. En Argentina, apenas terminan las carreras, los pilotos se toman el primer avión porque quieren llegar cuanto antes a sus casas, porque el miércoles tienen que arrancar para otro autódromo para volver a correr”, comentó Furlán en un breve análisis de cómo se vive en Brasil la pasión por las carreras.
Por eso ha sido importante el paso de Canapino, figura de primer nivel en nuestro automovilismo para medirse con los principales pilotos de Brasil. Es un caso aislado, por invitación en una carrera especial, pero habrá que valorarlo como un nuevo intento, en una época difícil desde lo económico. Cuando las cosas cuestan el doble, se valoran de otro modo, más allá del resultado. Ojalá Canapino haya abierto una puerta para que de a poco la integración se amplíe y nos podamos acercar a un automovilismo parecido, pero que a veces nos parece tan lejano.