Opinión
Raikkonen, qué gusto verlo ganar otra vez...
Da gusto ver correr y ganar a pilotos de generaciones anteriores a las actuales como ayer lo hizo Kimi Raikkonen en el Gran Premio de Estados Unidos. Si bien todas las caras y las voces apuntaban a la probable definición del campeonato entre los gigantes Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, lo que hizo Raikkonen en el "Circuito de las Américas" fue fabuloso. Aquel finlandés seco, distante, con palabras entrecortadas y hablando para adentro, ayer pareció aquel mismo que llegó casi de sorpresa a la Fórmula 1 en Australia 2001 de la mano de Peter Sauber cuando nadie daba dos pesos por él, salvo quienes lo habían observado ganar en la Fórmula Renault británica de 2000. Y los ojos de Sauber tuvieron razón al encontrar semejante piloto que aún con sus 39 años se las rebuscó para estar brillando en sus últimas carreras como piloto Ferrari en su segunda etapa en el equipo italiano.
Ganó más que un Gran Premio, porque el desafío era personal. Poder con la Ferrari 2018, ganarle a su compañero, evitar la consagración anticipada de Lewis Hamilton con el Mercedes y poder festejar luego de muchisimo tiempo alejado del primer escalón del podio. Increíble, para un piloto con las características de él. Kimi Räikkönen parecía impasible, el mismo radio, la misma frenada, calmado. En los momentos finales del Gran Premio Max Verstappen veía la victoria delante, pero a Lewis Hamilton preocupantemente detrás. Los DRS jugaron en varias direcciones. y Raikkonen manejó como es él. Imperturbable, alejado de las presiones, corriendo una de sus mejores carreras, diciéndole a las nuevas generaciones que no fue campeón de casualidad y que si bien se hizo esperar, el triunfo con esfuerzo y sacrificio a la larga iba a llegar antes de la salida de Ferrari.
Kimi Räikkönen volvió a la victoria, 113 carreras después –un récord– de su último triunfo en el GP de Australia de 2013. A sus 39 años y 4 días, se convirtió en el 13º piloto con más edad en lograr una victoria, la vigésimo primera de su carrera deportiva –lo que le convierte además en el finlandés que más Grandes Premios ha ganado– superando al grandioso Mika Hakkinen. Y justo en el día en el que se cumplían 11 años de su título mundial. Un día perfecto para celebrar, con una carrera sin ningún error, perfecto en la velocidad y la gestión. Uno de esos días, cada vez más raros, en los que observar el talento innato de un piloto como Kimi es una de las mejores cosas que disfrutar en el mundo de las carreras. Fiel a su estilo, no fue una gran explosión de felicidad, pero se notaba en sus ojos, en su sonrisa, en su largo trago de champagne en el podio. Era una reivindicación en toda sentido, como dijo después: “he demostrado a algunos que estaban equivocados”. Y tenía razón. Aunque tuvo la ayuda de su equipo, lógica por otro lado, en la que Vettel no puso objeciones pese a ser el único en pelea por el título, cosa que Kimi no ha realizado en otros momentos. No importó. Con esta victoria recuperó el tercer puesto en el campeonato de pilotos, y culminó la que es su mejor temporada con la Ferrari desde su regreso. Kimi sabe que ahora puede correr a las 'estrellas' desde otro punto. Ya les dió una lección en Austin para intentar repetir y quiere más en las carreras que quedan.
Del Gran Premio americano se hablará también de Max Verstappen, que volvió a firmar una carrera impresionante largando desde atrás en la grilla. El talento del holandés parece infinito, y con un auto a la altura podrá luchar por cosas importantes. Y de Lewis Hamilton, cuyos neumáticos lo complicaron. Quería cerrar el Mundial, pero tuvo que ceder y aceptar la derrota. Sebastian Vettel sólo pudo ser cuarto, en una actuación decepcionante, que sólo alarga la agonía en la espera de un nuevo campeonato para Mercedes y Hamilton.
Lo relevante ha sido Kimi Raikkonen y su resurrección en los primeros planos. Un extraordinario piloto, que por ser como es, por su personalidad tan introvertida no brilló más de lo que todos los hemos visto brillar desde aquel tímido debut cuando fue sexto en su primera carrera de Fórmula1. Aquel domingo en Melbourne hace 17 años asombró a todos con su talento precoz. Ayer con su talento y madurez. Un placer verlo ganar otra vez...