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A 15 años de la última vez...
Desde el inicio del proyecto la incertidumbre por el rendimiento de los autos de equipo de Alain Prost era lo que martirizaba el camino del grupo francés. Los motores Ferrari y el aval del gran campeón de la Fórmula 1 sirvieron para que se acerque en el tramo final de su carrera Jean Alesi como piloto principal. A fines de 2000 Gastón Mazzacane llegó a Prost de la mano del principal sponsor que era la cadena televisiva de deportes Panamerican Sports Network (PSN).
El proyecto de Prost fue un fracaso económico y deportivo. Pero el primer fusible de ese fracaso fue la corta temporada del argentino quien se despidió para siempre de la Fórmula Uno un día como hoy: 15 de abril de 2001 en el Gran Premio de San Marino, en Imola, Italia. Hace exactamente 15 años.
Aquel fue un fin de semana muy particular. Imola tiene magia. El tiempo no ayudó nunca. Fresco, húmedo y con lloviznas y las dudas acerca del momento de la carrera, pero con sol el domingo. Mazzacane sin saberlo afrontaba su última competencia dentro del gran Circo. Aunque en el fondo, él sabía que todo dependía de los resultados y solamente en Sepang, Malasia había logrado llegar. Después, siempre tuvo que parar por algún problema tanto en Australia como en Brasil.
Para la carrera en Imola viajó su padre, Hugo, quien curiosamente no estuvo en la mayoría de los Grandes Premios junto con su hijo. Los Mazzacane disfrutaron juntos aquel compromiso en Italia. Quizá la presencia de Mazzacane padre ayudó a contener algo a Gastón. Pero la realidad es que los dos se movieron siempre muy independientes. El sábado Mazzacane clasificó 20º, delante de Jenson Button con Benetton por ejemplo, pero seguía atrás con el Prost Acer (nombre del equipo por el sponsor de las computadoras). Fernando Alonso con Minardi, quien había sido tester en la época de Gastón en ese equipo, largó 18º. Mazzacane tuvo una mala largada de una carrera que no dio para más de 29 vueltas cuando debió abandonar por un problema hidráulico. Antes de abandonar iba 14º.
En cuatro Grandes Premios, tres abandonos. Las luces de alarma amarillas pasaban a ponerse rojas. Los argentinos que estuvimos en aquella carrera sabíamos que el final estaba cerca. Pero no teníamos más certezas. Llegaba el Gran Premio de España.
No era fácil convivir en el equipo francés. Además el contraste con la hospitalidad y camaradería italiana de la familia Minardi del año anterior. Eso dolía. De hecho, el grupo que siempre estuvo en las carreras con PSN seguíamos almorzando o tomando café en el restaurante italiano. El sábado al mediodía de Imola bajo una fuerte llovizna a Hugo Mazzacane, vestido con campera del equipo, por poco no lo dejaron entrar a comer en el equipo Prost. Eran duros y antipáticos y ese tinte tan francés terminó jugándole mal a Prost, que terminó fundido. A los resultados me remito.
Terminada la carrera que ganó Ralph Schumacher con Williams, Mazzacane regresó a Buenos Aires.
Creíamos que algo no sabíamos, de lo que él ya sabía: su salida del equipo. Sin embargo regresó e incluso hubo pruebas en Silverstone para tratar de mejorar el auto. Todo aparentemente seguía igual. El jueves a la noche, una semana antes del Gran Premio de España cenábamos con Víctor Pérez Seara en un bar del centro de Barcelona. Estábamos alertas de lo que podía pasar. Un llamado del piloto español Pedro de la Rosa (en ese momento vinculado con Jaguar) nos alertó sobre la posibilidad inminente de la llegada del brasileño Luciano Burti que dejaría el equipo verde inglés para pasar al equipo Prost. El tema de falta de presupuesto se agravaba y el principal patrocinador se había atrasado en los pagos. El rumor era que lo del dinero faltante era la excusa idea para que Prost se deshiciera rápido de Mazzacane. Antes del postre de aquella cena, otra llamada confirmó lo que suponíamos: Imola había sido la última carrera con un argentino en la Fórmula 1.
Como consuelo habrá quedado que Mazzacane corrió sin saber que era su ultima vez. Aunque que se lo veía venir, no fue prolija su salida por parte de Prost. Porque tampoco Burti brilló (casi se mató en el Gran Premio de Bélgica)...
Hoy a 15 años de aquel momento seguimos sin pilotos argentinos en la categoría más importante del automovilismo mundial. Los intentos que siguieron fracasaron. Los esfuerzos económicos y personales no han alcanzado. El egoísmo de muchos dirigentes ha impedido la proyección de nuestro automovilismo al plano internacional. Estamos viviendo el mayor lapso de tiempo sin pilotos en la F1. Nunca antes había pasado de llegar a 15 años. No solamente hemos padecido este tiempo sin disfrutar un piloto nacional, sino que las perspectivas no son en el mediano plazo como para cortar la racha. Hay mucho por hacer.
No es cuestión de pedir continuamente recursos al Estado (en realidad a los contribuyentes), ni creer que el ACA va a hipotecarse para poner 20 o 30 millones de dólares por año para que un piloto corra en un equipo de segundo orden en la Fórmula Uno. Hay que crear un proyecto, sustentable, con empuje oficial y respaldo privado. Y lo principal, mirar al mundo en vez de mirar el propio ombligo. Si no, seguiremos como estamos.