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ESTE AUTO NO TIENE DESPERDICIO... O SI

En Le Mans siempre hay espacio para innovaciones tecnológicas. Aunque sean una m...
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Gerard Welter es un técnico francés, especialista en aerodinamia con una enorme experiencia en Le Mans. Sus autos corrieron en 27 ediciones de las 24 Horas desde 1981, generalmente impulsados por motores Peugeot, la compañía para la que trabajó durante décadas. Uno de esos coches, en WM88, conserva todavía el record de velocidad máxima registrada en el circuito de La Sarthe, en 1988: 405 km/h.

Su compañía, Welter Racing, se abocó a proyectos experimentales y desde la implementación del Garage 56, el lugar que el Automobile Club de L’Ouest reserva a las tecnologías novedosas, se interesó por la posibilidad.

Le Mans siempre ha sido terreno para la exploración técnica. Las 24 Horas y las carreras de resistencia son la última parcela donde la ingeniería de la diversidad puede refugiarse. La Fórmula 1 perdió esa posición de vanguardia desde que –en aras de contener los costos- se limitó la creatividad en el diseño de autos y motores.

Exactamente lo opuesto sucede en Le Mans dónde un coche equipado con un motor naftero de dos litros y cuatro cilindros en V puede competir mano a mano con otro de motor V6 3.7 impulsado a diesel, o contra coche  movido por un V8 aspirado, siendo que usan, además, distintos sistemas de recuperación de energía (Ers), con baterías, volantes móviles o supercapacitores. Es lo que pusieron en la pista Porsche, Audi y Toyota, respectivamente, sin olvidar que Nissan se animó este año pero con un prototipo de motor delantero…

Este último, el GTR-LM Nismo, está basado en el Delta Wing, el proyecto Garage 56 que corrió las 24 Horas de 2012; y aunque su parto fue doloroso, demostró la validez de la apertura a nuevas tecnologías, por más novedosas o estrafalarias que sean.

Este año no hubo Garage 56 pero sin duda lo habrá en 2017 con un coche revolucionario del Welter Racing. Revolucionario no por sus formas o su concepto, sino por su propulsión. El auto correrá impulsado, básicamente, por gas obtenido a partir de desechos humanos.

Entre otras fuentes, el biometano puede obtenerse de la materia fecal humana. Los cálculos realizados por el WR indican que con los desechos producidos por 160 mil personas es posible obtener el combustible suficiente para impulsar uno de sus autos a lo largo de las 24 Horas de la carrera, unos 1.500 m3 de biometano. Este año concurrieron a la prueba unas 263 mil personas, lo que supone que los toilettes de Le Mans podrían proporcionar la materia prima casi que para poner dos autos en competencia.

Ese gas se licúa a menos 200 grados centígrados y el combustible resultante se almacenará en un tanque criogénico, que lo mantendrá a esa temperatura y a una presión de 20 bares. Con ese carburante se impulsará a un motor de 3 cilindros y 1.600 cm3, normalmente aspirado, de 450 HP con electrónica Bosch, creación de Jean-Pierre Boudy, que trabajó en los motores de Fórmula 1 de Renault y de Peugeot. El chasis es de fibra de carbono, la caja de velocidades es secuencial Ricardo y los frenos son Brembo.

“Ya construimos el chasis, estamos trabajando en el motor y otros detalles técnicos –declaró Welter en Le Mans- Lo estamos haciendo con un presupuesto modesto. Nuestro objetivo es participar en la edición de 2017. Hace años que soñamos con un auto amigable con el medio ambiente”.

No es una novedad tecnológica que vaya a despertar simpatía en las compañías petroleras... 

 

 

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