Límite de Pista
Tecnología cuántica: ¿Estamos cerca de la supremacía cuántica?
El avance acelerado de la computación cuántica promete revolucionar la tecnología tal como la conocemos, pero ¿qué tan cerca estamos realmente de alcanzar un hito que supere a las supercomputadoras actuales?

Un concepto que suena a ciencia ficción, pero es muy real
Durante décadas, la computación cuántica fue una promesa lejana, casi utópica. Pero en los últimos cinco años, esa promesa ha comenzado a materializarse. Empresas como Google, IBM, Intel y startups como Rigetti Computing están invirtiendo miles de millones en el desarrollo de ordenadores cuánticos funcionales. Incluso China y la Unión Europea han lanzado programas estatales ambiciosos en este campo.
El punto más alto de este desarrollo es lo que los expertos llaman "supremacía cuántica": el momento en que una computadora cuántica puede realizar un cálculo que sería virtualmente imposible para una computadora clásica en un tiempo razonable.
En 2019, Google anunció haber alcanzado este hito con su procesador cuántico Sycamore, resolviendo en 200 segundos un problema que —según afirmaron— a una supercomputadora tradicional le habría tomado 10.000 años. Sin embargo, esta afirmación fue controvertida. IBM, uno de sus principales competidores, respondió que el mismo problema podría resolverse en poco más de dos días con un ordenador convencional optimizado.
¿Qué hace diferente a una computadora cuántica?
A diferencia de la computación clásica, que usa bits (0 o 1), la computación cuántica emplea qubits, que pueden estar en múltiples estados simultáneamente gracias a un fenómeno llamado superposición. Además, los qubits pueden estar entrelazados, lo que permite una velocidad de procesamiento exponencialmente mayor en ciertas tareas.
Sin embargo, estos sistemas son increíblemente delicados. Un cambio mínimo de temperatura, vibración o interferencia electromagnética puede colapsar los estados cuánticos, provocando errores de cálculo. Por eso, los computadores cuánticos actuales operan en laboratorios ultraespecializados a temperaturas cercanas al cero absoluto.
¿Para qué serviría realmente la supremacía cuántica?
Aunque todavía estamos lejos de tener computadoras cuánticas personales, las aplicaciones potenciales son inmensas:
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Criptografía: podrían romper los sistemas de cifrado actuales en segundos, lo que obligaría a reinventar la seguridad digital.
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Medicina: simular moléculas complejas para desarrollar nuevos medicamentos mucho más rápido.
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Logística y transporte: optimizar rutas y tiempos de forma hiperprecisa.
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Cambio climático: simular sistemas atmosféricos complejos con exactitud nunca antes vista.
Pero estas posibilidades aún están en fase teórica o experimental. La mayoría de las tareas cotidianas seguirán dependiendo de computadoras clásicas por muchos años más.
¿Y entonces, cuán cerca estamos?
Expertos consultados por medios especializados coinciden: aún no hemos llegado a la supremacía cuántica práctica. La carrera está en marcha, pero los desafíos técnicos, de escalabilidad y de corrección de errores son enormes.
“La supremacía cuántica como hito simbólico ya se alcanzó, pero falta mucho para que eso se traduzca en aplicaciones útiles en el mundo real”, afirma Dr. Juan Pablo Carrión, físico teórico de la Universidad Nacional.
Además, existe una discusión ética y geopolítica creciente sobre quién controlará esta tecnología y qué implicancias tendrá en materia de seguridad, privacidad y desigualdad tecnológica.
El futuro está en estado de superposición
En conclusión, la computación cuántica no reemplazará a la computación clásica, al menos no en el corto plazo, pero sí la complementará en áreas específicas donde los sistemas actuales ya no son suficientes.
El futuro cuántico no es inmediato, pero tampoco es ciencia ficción. Está ocurriendo, lentamente, en laboratorios y centros de investigación de todo el mundo. La pregunta ya no es si alcanzaremos la supremacía cuántica, sino cuándo, y sobre todo, quién estará preparado cuando eso suceda.