Internacionales
Retoman las gestiones para el GP de Argentina
Hay interés del gobierno nacional de recuperar la fecha de F1 y ya hubo contactos con Liberty Media para tener una fecha en 2023 ó 2024.
Dicen que la fe mueve montañas. La fe -o la enorme ilusión- en este caso es la única razón para que los lectores no huyan despavoridos al leer una vez más los titulares como el de esta publicación, o similares, con la pregunta repetida hasta el cansancio en los encabezados de decenas de artículos periodísticos, “¿Vuelve la F1 a la Argentina?”.
La culpa no la tienen los mensajeros. Gestiones hubo varias a lo largo de las últimas dos décadas. En algunas oportunidades se estuvo más cerca que en otras de concretarse. La última fue hace cuatro años, cuando el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires proyectó la puesta en valor del Autódromo Oscar y Juan Gálvez.
La empresa Typsa (encargada del diseño del callejero de Valencia) hizo el diseño de un trazado combinado entre los circuitos 8 y 12 del escenario porteño. Y el recordado Charlie Whithing, director de pruebas y responsable de circuitos de la F1 por entonces, viajó a la Argentina para hacer una inspección del Autódromo a mediados de agosto del 2017. Sin embargo, los tiempos de la política no jugaron a favor y las gestiones se estancaron.
La visibilidad que otorga para un país albergar un GP de F1 es seductora para cualquier Gobierno. Y si es en épocas preelectorales, aún más. Para muchos puede sonar inverosímil. Sin embargo, hace unos seis meses -al mismo tiempo que se programaba el regreso del público a los espectáculos deportivos de manera masiva-, el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación ponía en marcha el proyecto “GP de la República Argentina” de F1.
El ministro Matías Lammens se lo puso como meta para su cartera. Junto a asesores se iniciaron las gestiones. Ya hubo conversaciones con Stefano Domenicali, el CEO de la F1. El interés del Gobierno era ingresar al calendario 2023 de la F1. Aunque las puertas se abrirían para la Argentina recién a partir del 2024, debido a la reciente entrada de nuevas plazas que ayudaron a reactivar al circo en tiempos de pandemia.
Esta condición frenó el envión que traían los emisarios argentinos, que buscaban conseguir la carrera en el mismo año en el que se celebrarán las próximas elecciones presidenciales en el país. De todas maneras, para Lammens sigue siendo un proyecto interesante para concretarse más allá de quien ocupe su cargo en el 2024. Por esta razón, no es una gestión caída.
POSIBLES CIRCUITOS
En tiempos de Bernie Ecclestone al frente de la Máxima, Buenos Aires era la única alternativa que aceptaba el mandamás. En cambio, Domenicali estaría abierto a escuchar propuestas. Desde el Gobierno analizan distintas opciones con sus pros y contras: Termas de Río Hondo (Santiago del Estero), El Villicum (San Juan), Buenos Aires y Mar del Plata.
Las dos primeras opciones seducen por sus autódromos, lo que agilizaría los tiempos al momento de negociar el GP, aunque la infraestructura de sus ciudades es el punto más débil para recibir a la F1. Buenos Aires debería hacer grandes obras en el Hermanos Gálvez. Y Mar del Plata es la ciudad argentina que Turismo quiero mostrar al mundo. Sin embargo, el proyecto del circuito callejero en la zona de Playa Grande demandaría una gran inversión para cada carrera y el armado de la pista implicaría una incomodidad para los vecinos y los visitantes durante más de dos meses cada año.
SI HAY GRAN PREMIO, ¿HAY PILOTO?
El proyecto sería integral. Si hay Gran Premio se intentará tener un piloto argentino en la grilla. Para eso, Franco Colapinto sería el apuntado. Ya hubo contactos del Ministerio de Turismo y Deportes con la mayor promesa nacional en las pistas del mundo. El joven y talentoso piloto de Pilar está muy cerca de anunciar su debut en el 2022 en la FIA Fórmula 3, el segundo escalón previo a la F1.
Argentina vuelve a la carga. Es uno de los países con mayor tradición fierrera y con una gran historia junto a la F1 en el pasado milenio. Albergó 21 grandes premios, todos en el Autódromo de Buenos Aires. Y la última vez fue en 1998. En la última década hubo varios intentos. Como ahora. Y aunque parezca el cuento de la buena pipa, no hay peor gestión que la que no se intenta.
