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Carburando

Opinión

UNA PSEUDO CARRERA CARENTE DE RESPETO

La final del TC en Posadas fue un fraude: para los espectadores que pagaron la entrada, pero fundamentalmente para los pilotos, que se expusieron ante un compromiso (¿de la TV?) que no amerita semejante riesgo.
UNA PSEUDO CARRERA CARENTE DE RESPETO
UNA PSEUDO CARRERA CARENTE DE RESPETO

¿Cuál es el apuro para largar una carrera? Lo primero que surge es la necesidad de cumplir con los horarios de la televisión. Se sabe que el gran motor de esta actividad es la transmisión televisiva y a partir de allí se conjuga la organización de una fecha automovilística. Entonces se desliza el segundo interrogante: ¿los imperiosos patrones impuestos desde la TV están por encima de la seguridad de los pilotos? Y si nos enfriamos y reducimos las pretensiones podemos estirar la inquietud: ¿Y qué hay sobre espectáculo que se merece el público que pagó su entrada? ¿Y del trabajo y la economía de los equipos?

El Turismo Carretera vivió un papelón en Posadas. Para las estadísticas quedará que se disputó una fecha en Misiones. Y para las economías de la categoría y de los equipos, también. Con la “carrera disputada”, seguramente habrá que pagar los servicios como de costumbre. A favor de quienes los cobran y en perjuicio de quienes lo pagan…

 “Nosotros ya habíamos hablado con los pilotos referentes. Decidimos largar la carrera”, comentó Sergio Garone, autoridad deportiva en el TC en Posadas. Como cuando hay graves problemas que afectan a un gobierno, son los ministros los que enfrentan la situación y pagan el “desgaste” político que pueda afectar, aquí sucede algo similar.

En este caso corresponde que Garone explique aquello que para muchos resulta inexplicable: “Hay que hacer un mix de todo. Los pilotos dicen que no está para correr, el público quiere que se largue… La decisión se toma. Estaba el presidente de la CAF, dos miembros de la comisión directiva…”, comentó Garone a Carburando.

Contradicciones en un puñado de declaraciones. ¿Qué se había hablado con los pilotos? ¿Quién decidió largar la carrera? ¿No tienen autonomía o autoridad los comisarios deportivos en el TC? Los pilotos que hablaron con Carburando coincidieron en que no se podía correr, ya que la visión era prácticamente nula. Por lo tanto, afectaba a la seguridad.

Si los comisarios son los que tienen la potestad de definir este tipo de situaciones, ¿por qué ese lugar reservado es compartido por el titular de la CAF y miembros de la comisión directiva? ¿Quién es el que toma la última palabra entonces? El mismo Garone responde al decir: “Se toma la decisión de la (bandera) roja en conjunto. No esperamos hasta la vuelta 13 para dar la totalidad de los puntos…”

No hay un trabajo de anticipación, entonces. Ya que, a la vista de todos, las decisiones se toman cuando las consecuencias apremian. Tras las piruetas incontrolables (y peligrosas) de Jonatan Castellano, Julián Santero, Alan Ruggiero y Juan Marcos Angelini, se desplegó la bandera roja. ¿Tanto cambiaron las condiciones desde la largada hasta esa instancia?

Continuando con el relato oficial, la autoridad deportiva sentenció: “Los pilotos más referentes están de acuerdo con esto”. ¿Quiénes son los más referentes? Matías Rossi fue, fiel a su estilo, el más duro: “No se respetaron las medidas de seguridad. No logro entender por qué se larga la carrera. El resultado final marca que no dimos espectáculo. Apenas fueron cinco, porque las otras cinco fueron con auto de seguridad. Una vez más esperamos una situación de incidente múltiple para decir que no estaban las medidas de seguridad”.

“Mis rivales no veían. Yo sí lo hacía porque estaba adelante. Por eso tenía mucha ventaja”, dijo el ganador de esta pseudo carrera, Emiliano Spataro. “Impresionó que se haya largado. No debió haberse largado. Me preocupa que se haya demorado. Si es por la TV, que la vean por internet luego. Veníamos a ciegas. Si alguien queda cruzado, lo matás”, indicó con dureza Josito Di Palma.

 “Gracias al Barba no me pasó nada”, comentó Alan Ruggiero. Juan Marcos Angelini lamentó: “Por suerte no pasó nada. Me voy con un auto destruido”. “No estaba para correr”, afirmó Castellano. Claro está, todos estos pilotos fueron partícipes del bochorno y asumieron el innecesario y caprichoso riesgo.

Quedó una mala imagen tras la fecha de Posadas. ¿El TC invita a quienes pagaron la entrada a que vuelvan a hacerlo en una próxima cita? ¿Se fueron conformes del autódromo misionero? ¿Qué opinan los pilotos ahora? ¿Están contentos con la experiencia vivida? Seguramente se hablará puertas adentro y todo continuará como si nada hubiese ocurrido. Sin embargo, pese a que Dios claramente se apiadó ante tantas incongruencias, todo tiene consecuencias. Aunque aún no se vean nítidas al alcance de algunos ojos…

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